2023 cambiará si estamos dispuestos a ello
8 de enero del 2023 - Mario Diego

A
pesar del incremento del empleo y de los contratos indefinidos, que no ponen
fin a la precariedad; estos últimos representan únicamente 4 de cada diez de
los firmados en 2022 —sin contar los que son a tiempo parcial—; del intento de
control de los precios bajando el IVA de los productos de primera necesidad —de
entre los cuales son excluidos el pescado o la carne— medida temporal y
condicionada a la tasa interanual de la inflación subyacente, sigue habiendo 12
millones, sino más, de personas en riesgo de pobreza.
Desde el estricto punto
de vista económico, el mundo capitalista emprendió una carrera caótica hacia el
abismo que la gran burguesía, sus portavoces económicos y sus representantes
políticos son incapaces de controlar, con lo cual, la situación de las clases
populares no ira a mejor, en particular, entre sus componentes más vulnerables.
Nuestro país, desde este punto de vista no será una excepción. La mejoría, si
mejoría hay, será el fruto de la movilización de dichas clases, movilización
más que necesaria.
Sin considerar las previsiones del FMI o de la OCDE como verdad absoluta, —no será la primera vez que se equivocan, voluntaria o involuntariamente, ni será la última en caso de que así sea— estos organismos anuncian una recesión para este año. Si añadimos que la deuda global prevista podrá alcanzar un 350% del PIB mundial, no nos deja mucho lugar para soñar sean cuales sean los programas o las promesas electorales (aún quedan por cumplir de las hechas en las precedentes) en vista de las próximas elecciones y su tasa de aplicación.
Está claro; en esta situación, provocada por un sistema basado en una acumulación de beneficios constantes y dominado por buitres dispuestos a todo, empleando para mantener sus riquezas, cualquiera que sea el método, moral o amoral, les importa un pepino, aun si eso implica el hundimiento de la economía en el caos; como lo están demostrando las grandes empresas energéticas y lo demostraron los bancos en un pasado reciente; la única esperanza para la clase trabajadora es de saber que es posible cambiar este sistema, y que ella misma tiene la capacidad y la fuerza para llevar a cabo tal tarea.
Así que lo mejor que podamos desear este año, es de ser capaces de unificar nuestras luchas generalizándolas, defendiendo nuestros intereses que la patronal tiene la intención de seguir pisoteando: jubilación; indexación con la inflación de las subidas salariales, las pensiones y sean cuales sean los subsidios; ningún salario, pensión ni subsidio inferior al salario mínimo interprofesional; salario mínimo interprofesional de 1200 euros.