Migajas para la clase trabajadora, la parte del león para los poderosos

16 de octubre de 2022 - Mario Diego

Como a cada vez que se deben votar nuevos presupuestos estos generan debates demagógicos entre los que apoyan al gobierno y los que se oponen. Y más aún cuando se está a dos pasos de las elecciones. Para la oposición en el parlamento estos son un desastre y van a conducir al país hacia una hecatombe, para el gobierno son históricos puesto que una parte de estos incorporan “el mayor gasto social de todos los tiempos para reforzar el Estado de bienestar.”

Naturalmente, debemos alegrarnos por la suma consagrada para compensar las vicisitudes, en el aspecto social, que una parte estamos sufriendo; no cabe la menor duda. Esto dicho, también hay que reconocer, nos guste o no, que estamos muy lejos de contrarrestar los daños padecidos debido a la guerra sin cuartel que los poderosos han desencadenado en contra de la clase trabajadora.

Ya sin hablar de la inflación, último ataque desplegado por la patronal encareciendo sus precios a la venta, so pretexto de guerra en Ucrania u otro cualquiera. Ni los 100€ al mes para familias con menores de tres años, ni la disminución de la rebaja de prestación a los parados de larga duración, ni la supuesta subida del 8,5% de las pensiones, están lejos de hacer disminuir las colas del hambre ni la pobreza en la que se encuentran entre 10 y 12 millones de personas.

Lo que, a fin de cuentas, choca, no es tanto los remiendos que estos presupuestos reservan para la clase trabajadora sino los millones que directa o indirectamente van a embolsarse las grandes empresas, bien sea el dinero destinando a la salud pública, que bien falta le haría si a esto se destinara y no a paliar los gastos ocasionados por la sanidad privada, hacia la cual la pública  deriva sus pacientes porque por falta de medios no le queda más remedio, y ya sea esta derivación, en algunos casos deseada o no.

Lo que choca, son los 2500 millones de euros destinados al gasto militar, a los que hay que sumar otros 2000, bajo el concepto de desarrollo armamentístico. No sé si verdaderamente a estos presupuestos se les puede calificar de “los Presupuestos con mayor gasto social”, pero de los Presupuestos con mayor gasto militar en los últimos cuarenta años, seguro que sí.

Después de haber puesto a la moda el concepto “histórico”, todo es histórico, ahora corre por todas partes el de “complejidad”, súbitamente todo es investido de complejidad. Lo que sirve para justificar todo y cada cosa que el gobierno de coalición hace, aunque éstas lo sitúen a las antípodas de las ideas que defendían antes de la coalición: unos con la boca pequeña, otros con altavoces. No deja  lugar a dudas, cuando uno se integra al sistema, éste te exige antes que abras tus maletas y una vez comprobado, y después exigido, que dejes en el felpudo la parte que no le interesa ni quiere, te permite dicha integración, aunque el hecho de estar a la puerta lo hayas conseguido mediante tus votantes.

Para que nuestra sociedad pueda fijarse como objetivo la salvaguarda y la satisfacción de las necesidades de cada uno de nosotros, sería imprescindible de adaptar su economía basándola en el interés común; para que tal cosa sea posible habría que salir del marco institucional, dicho objetivo no basta con desearlo,  para conseguirlo habría que poner fin a la dominación de la gran burguesía.