Henos aquí de nuevo

9 de diciembre de 2o21 - Mario Diego

Con la llegada de la variante Omicron vuelven también las restricciones: la utilización de la mascarilla en lugares abiertos, el pasaporte Covid y el debate sobre la obligatoriedad de la vacunación. Ya en varios países europeos se están aplicando dichas medidas, aunque con respecto a la última la UE, no haya dado el paso para su aplicación generalizada. La toma de estas medidas ha generado múltiples e importantes protestas en varios países europeos.

La misma causa generando las mismas consecuencias, volvemos a oír, “hay que salvar las navidades” y “seguir trabajando” y en la mayoría de los medios, a oír o leer, quienes eran los responsables de esta nueva ola resaltando su irresponsabilidad: todos aquellos que no contentos de saltarse las reglas impuestas por los gobiernos las contestan en la calle, olvidando, por ahora, que casi un año después de haber comenzado las campañas de vacunación masivas, más de la mitad de la población mundial sigue sin recibir la primera dosis.

Los científicos, aunque no siempre hayan coincidido en la importancia de algunas de las recomendaciones frente a la Covid favoreciendo unas más que otras, sí lo han hecho pronosticando que cuanto menor sea la cobertura de vacunación mayor facilidad tendrá el virus para mutar. No es sorprendente que sea en Sudáfrica, donde se ha identificado esta nueva mutación de la Covid-19; en este país se ha vacunado únicamente al 23,8% de la población. Y precisamente, Sudáfrica no es el peor parado, se estima que en el conjunto del continente africano solo se ha vacunado al 7% de la población.

Los nubarrones debidos a la nueva mutación de la Covid, Omicron, desacreditan la ilusión de la vuelta a la normalidad tan cacareada por los gobiernos de diferentes países, ya sean estos considerados como conservadores o progresistas. Y no hablo de la supuesta y soñada recuperación económica. Los poderosos, los gobiernos y los partidos parlamentarios tanto de izquierda como de derechas, a los que también hay que añadir los medios de comunicación, naturalmente, quisieron convencernos de que la pandemia era la responsable de una nueva crisis económica, en realidad, lo único que hizo la pandemia ha sido agudizar la crisis económica no superada de 2007 y 2008.

La ola de despidos, el paro y la precariedad laboral que la clase trabajadora está sufriendo hoy, ya lo lleva sufriendo desde hace años, muchos antes de que se declarara la pandemia, debido a la crisis inherente del propio sistema capitalista mundial. Por eso, pensar que habrá una recuperación económica una vez pasada la pandemia es un espejismo. Por ahora, solo los beneficios empresariales se recuperaron, lo cual pone en evidencia de que quien continuará pagando la crisis será la clase trabajadora para incrementar los beneficios de los poderosos.