En 2020 como en 2019, la prioridad sigue siendo la calle
5 de enero-Mario Diego
La crisis del capitalismo y la
agudización de la guerra social que la burguesía ha declarado a la clase obrera
en particular y a las clases populares en general, predominan a nivel mundial,
aunque ésta tome formas diversas según los países. Desde el estricto punto de
vista económico, el mundo capitalista emprendió una carrera caótica hacia el
abismo que la gran burguesía, sus portavoces económicos y sus representantes
políticos son incapaces de controlar, con lo cual, la situación de las clases
populares empeorará en 2020. La mejoría, si mejoría hay, será el fruto de la
movilización de dichas clases, movilización más que necesaria.
Nuestro país no es una excepción, el
balance para los y las trabajadoras en 2019 es demoledor, más de 70.000 de
entre ellas y ellos han sufrido despidos, ya sean directos o indirectos
mediante un ERE. La bajada del paro y el incremento de los afiliados a la
Seguridad Social, no significa, como afirman algunos con satisfacción, que la
recuperación económica ha finalizado con éxito. El 90% de los contratos
registrados en 2019 son contratos temporales. Paralelamente los contratos con
jornada parcial se disparan y representan el 54% de los contratos registrados.
Lo que probablemente cambiará en 2020,
es la condición del actual gobierno en funciones. Por lo visto habrá un
gobierno “progresista”, lo que nadie nos dice es cuanto dudará la legislatura.
No cabe duda que tal perspectiva provoca un alivio y una esperanza entre una
gran parte de las clases populares, a pesar de las múltiples confrontaciones
llevadas a cabo por dichas clases contra los recortes, las diferentes reformas
-en particular laborales- y otras medidas anti clase trabajadora llevadas a
cabo por gobiernos socialistas tan supuestamente “progresistas” como el que
veremos este año.
¿La diferencia entre los pasados
gobiernos “progresistas” y el que está a punto de materializarse, se debería a
la presencia de Unidas Podemos en el gobierno? Admitamos que eso sea así y
acordémosle el beneficio de la duda, aunque leyendo el acuerdo entre el PSOE y
Unidas Podemos podamos pensar que se aparenta a una carta dirigida a los Reyes
Magos. Está claro que las medidas de las que hablan en el acuerdo tienen el
apoyo mayoritario del mundo del trabajo y lo tendrían aún más en caso de
aplicación, lo que no nos dicen en el acuerdo qué medios cuentan emplear para
aplicar, ya no digo todas, pero por lo menos una parte, las más consecuentes.
Como tampoco nos dicen, por lo
menos Unidas Podemos, que pasó con la creación de una banca o la de una
compañía eléctrica públicas. Y ya no hablo de las medidas concretas como la
reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial. Muchos buenos deseos en
el acuerdo -¡¡incluso el de proponer un nuevo pacto de Toledo!!- apuntalados
por continuos: propondremos, aseguraremos, plantearemos, actualizaremos,
impulsaremos, revisaremos…etc.
Sin embargo, subrayan que las políticas
sociales y nuevos derechos serán subordinados a los acuerdos y límites
presupuestarios, garantizando el equilibrio presupuestario, la reducción del
déficit y de la deuda pública. Lo que significa que no podremos sentarnos y
esperar. Tendremos que estar atentos y no olvidar lo de “gobierne quien
gobierne, nuestros derechos y nuestras conquistas se defienden”. Una nueva
desilusión debida al no cumplimiento de las promesas hechas por un nuevo
gobierno “progresista”, sería abrir el camino a la derecha rancia o a la
extrema derecha.