Artículo periódico Le pouvoir aux travailleurs (UATCI-UCI) - África

Costa de Marfil: las consecuencias exacerbadas de la epidemia

El gobierno marfileño pretende haber tomado medidas de “salud pública” para hacer frente al Coronavirus, anunciando el cierre de los colegios como el del parlamento fantoche a sus órdenes. No obstante, esas medidas no pueden en modo alguno proteger a los y las trabajadoras, como tampoco a la población pobre.

Todos podemos constatar que la actividad en las empresas, en particular las manufacturas, continua como si no pasara nada. Los puestos de trabajo, por ejemplo, no están acondicionados cuando sabemos que los riesgos de contaminación son reales, debido a la promiscuidad. Sin embargo, en este mundo en el que los beneficios de los capitalistas prevalecen sobre la salud de la clase trabajadora y del conjunto de la población, los explotadores pueden seguir robándonos y arriesgando nuestras vidas con el beneplácito y la protección del Estado, su servidor.

Lo mismo ocurre en los transportes públicos abarrotados; además de los tira y afloja, de los empujones, los usuarios están pegados los unos a los otros como sardinas en lata, y esto a diario. Y qué decir en los barrios populares. Las familias trabajadoras viven los unos sobre los otros en un amasijo indescriptible, compartiendo minúsculos apartamentos, a menudo sin agua corriente. Y, aun así, naturalmente, se sigue promoviendo la distancia mínima entre dos personas y la obligación de lavarse las manos con jabón constantemente, olvidándose de decir como lo pueden poner en práctica.

Basta decir que las medidas irrisorias tomadas por el gobierno son más bien una comedia y que no están tomadas para proteger a la gran mayoría de la población y esto a pesar del peligro inminente.

Un gobierno realmente preocupado por le riesgo de contaminación hubiese tomado medidas básicas como: el cierre de todas las empresas no esenciales, con la obligación por parte del patrón, de pagar los salarios a sus plantillas, incluso los complementos y, esta medida, aplicable a toda plantilla, que esta sea fija o temporal y durante la totalidad del período de cierre; distribución gratuita de jabón y gel hidroalcohólico en los barrios populares e instalación de fuentes y aseos públicos; alimentación en agua corriente de todos los barrios y patios comunes, conllevando esta medida la gratuidad del agua mientras dure el peligro de contaminación; poner fin a la promiscuidad en los alojamientos y en los patios requisando, las escuelas, hoteles, solares, clínicas, viviendas inhabitadas, hasta incluso edificios en construcción y para acabar, por supuesto, la reorganización de los transportes públicos teniendo en cuenta la contaminación.

Claro está, las clases populares no pueden contar con que el gobierno las aplique; un gobierno a sueldo de los capitalistas y de los ricos. Solo podremos obligarlo si nos movilizamos colectivamente.

Si la crisis del Coronavirus empeora, quizás el gobierno acabará imponiendo un confinamiento similar al de Italia o Francia, lo que significará para la población más pobre, estar atrapados como ratones, en sus barrios chabolistas; en la promiscuidad, pasando hambre y arriesgando de perder su vida. Dichos barrios serán peinados por las fuerzas armadas, ayudados tal vez par las fuerzas armadas francesas, con el fin de proteger los barrios ricos.