Artículo de The Spark (UCI-EEUU )
Liberarnos del virus capitalista
El 16 de abril, supuestamente de manera espontánea, estallaron
protestas, en 10 estados, reclamando el cese del confinamiento. Trump
saludó la iniciativa con una avalancha de Tweet: “Liberar a Michigan”, “Liberar
a Virginia”, “Liberar a Wisconsin”.
De espontaneas, las manifestaciones tenían poco, fueron
organizadas y pagadas por la ultraderecha del Partido Republicano, incluyendo a
multimillonarios como la familia DeVos de Michigan.
Lo cierto es que estas se dirigían a la gente trabajadora, a
los que nos quedamos en casa sin trabajo y en la mayoría de los casos sin
ingresos. Veintidós millones de nosotros, nos habíamos peleado horas, incluso
días, para poder, únicamente, acceder a las páginas web estatales de desempleo
y registrarnos. ¿Cuántos
millones más no pudieron conectarse? Antes de encontrarnos con este repentino y
desastroso acontecimiento, cerca de la mitad de entre nosotros no disponíamos
ni de 400 dólares economizados para poder hacer frente a un cualquier
imprevisto.
Sí, los cien millones de entre nosotros, —con niños
escolarizados en casa, imposibilitados de acceder ya no solo a sus maestros,
sino también a las infraestructuras escolares e incluso al desayuno y almuerzo
que se les ofrecía— enloquecíamos. Nada extraño a que los cien millones de
entre nosotros o más, rastreáramos minuciosamente las tiendas para encontrar
algo tan básico como el papel higiénico, ya sin hablar de desinfectante de
manos, alcohol diluido al 70% y lejía.
Trump, ante una elección venidera, intentó desviar la atención
de la enorme y criminal parte de responsabilidad que le incumbe en este
desastre de salud pública. No
se hizo nada para prepararse a la propagación del virus, incluso, una vez que los científicos y médicos
advirtieran de que el virus golpearía con violencia, acarreando catastróficas
consecuencias. Hasta casi tres meses después, Trump fingió que no había ningún
problema, sin haber destinado el más mínimo recurso para enfrentarse a lo que
se avecinaba. Después de haber visto las orejas al lobo, afirmó que su
administración estaba al corriente y que tendría 27 millones de pruebas para
finales de marzo. En realidad, llegados al 15 de abril, se realizaron
únicamente tres millones y medio. Son mucho más de 27 millones, los que
necesita el gobierno federal, a quien se le otorgó la responsabilidad de
acumular tales suministros; aún no dispone de ellos.
Sí, Trump demostró ser a la vez el responsable y la causa de
la catástrofe que acarreó la impotencia de la salud pública frente a la
pandemia condenándonos al confinamiento para protegernos. No obstante, Trump,
no es el único responsable. Las administraciones demócratas también redujeron
gastos en la salud pública.
Tampoco Trump es el único que utiliza estas protestas.
Escondidos detrás del llamamiento de Trump al “desconfinamiento”, están todos
aquellos que vivían del flujo continuo de dinero procedente del Gobierno y que
repentinamente vieron cortarse, así como la posibilidad de seguir
beneficiándose de nuestro trabajo: los grandes empresarios, grandes banqueros, grandes
agentes inmobiliarios, grandes promotores.
Ellos son los que ya están preparados para poner en peligro
nuestra salud, nuestras vidas, para que el flujo de dinero pueda reemprender el
camino de sus arcas. Ayer se beneficiaron del dinero público que se tendría que
haber destinado a la salud pública, hoy quieren que volvamos al trabajo aun
sabiendo que no hay ninguna disposición para hacerlo con toda seguridad.
Los científicos de la
salud pública dejaron claro lo que se necesitaría para que el cierre general
pueda ser relajado:
1)
Dos semanas, por lo menos, en las que el número
real de nuevos casos disminuya ininterrumpidamente.
2)
Pruebas suficientes para saber quien está
realmente infectado y cuántos somos exactamente.
3)
Personal sanitario capacitado y suficiente, para
poder atender a cada una de las personas que hayan dado positivo en las pruebas
4)
Instalaciones capacitadas y en cantidad suficiente
para que la cuarentena de las personas infectadas sea eficiente y sin riesgo de
propagación, como ocurre actualmente por falta de medios, para sus familias,
vecinos y compañeros de trabajo.
5)
Instalaciones hospitalarias suficientes para
tratar a todos los afectados gravemente por el virus.
6)
Equipo de Protección Individual, en cantidad
suficiente para proteger a todos los trabajadores, no solo para los más
expuestos de entre ellos, sino para todos aquellos que tengan que volver al
trabajo, asegurándose así que cada día puedan volver a casa sin estar
infectados.
Ninguno de estos seis requisitos
se ha cumplido hoy. Ninguno está cerca de cumplirse.
Por eso se organizan hoy
manifestaciones para intentar de convencernos, a pesar de lo que están diciendo
los expertos en sanidad, de volver al trabajo.
No, lo que los trabajadores quieren es, en primer lugar, que se
les garantice un ingreso regular y decente, sin importar lo que esté
sucediendo, bien sea en el trabajo o al margen. Lo que queremos cuando volvamos
al trabajo, es hacerlo en completa seguridad, tanto desde el punto de vista
laboral como higiénico. Lo que queremos los que somos esenciales, es trabajar en
el inmediato en las mejores condiciones sanitarias.
Lo que necesitamos es liberarnos de esta sociedad
capitalista basada en la explotación colectiva de una mayoría en beneficio de
una minoría.